12:01 am – 0 mensajes nuevos
Veía con
nostalgia la pantalla de mi celular, nuevamente este día había llegado y había
pasado solo un minuto de las 24 horas que me faltaban, solo un minuto de mi
grandioso cumpleaños, un año más –suspiro-
no sabía ni porque esperaba con tantas ilusiones este día, era como si esperara
que algo fuera a cambiar y todo para que en este justo momento me sienta solo y
deprimido.
Me encontraba
recostado sobre mi estómago, con el mentón sobre la almohada viendo fijamente
aquella brillante pantalla, esperando -¿Esperando
el que?- ni siquiera yo sabía. Me sentía patético, toda mi vida he sido un
chico independiente, jamás me ha gustado ser carga de nadie y me conformo con
lo poco que tengo, me gusta mi soledad -¿Si?-
pero ahora estaba frente a la luz de la brillante pantalla de mi celular
esperando ese primer mensaje de X persona que se hubiera acordado que este día supuestamente
especial, de este día hace 22 años donde mi vida comenzó –Que ridículo.
-¡No necesito de
nadie-ttebayo!- trate de creerlo, era casi mi mantra para no sentirme
vulnerable. La verdad era que no tenía ese impacto en las personas, era como si
me conocieran pero luego que salgo de su vista me olvidaran. Al pasar la
mayoría de tu vida sin padres, aprendes a ser duro contigo mismo y a no
deprimirte por estas cursilerías, pero es en este triste día cuando mis
defensas bajan a niveles alarmantes y todo parece afectarme.
Me volví sobre
mi espalda, vi el techo de mi cuarto, extendí mis brazos –Solo será un día- me repetía constantemente, solo un día y todo
habría acabado. Mi vida seguiría su rumbo -Solitario-
y mi escudo de hierro volvería a levantarse.
6:59 am – 0
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-Bien, hora de
trabajar- vi por última vez la pantalla de mi celular, no marcaba nada
asombroso o nuevo.
Tome la mochila
de siempre, incluso la tengo preparada con lo necesario sin sacar nada para
solo tomarla por las mañanas, me puse mis zapatos favoritos y una corbata que
me había comprado unos días atrás, me vi en el espejo –El mismo de siempre- ya que más daba. Tome mis llaves y salí a un
nuevo día laboral. Mi jefe había tomado un trabajo para la maquetación de una
revista de modas y me la había asignado sin importarle que ya estuviera
haciendo unos afiches y promocionales –Suspiro-
me encantaba diseñar pero algunas veces solo quería tomarme un descanso.
Pase como
siempre por la barbería de la esquina donde siempre estaba el Sr. Jiraiya con
su esponjoso cabello blanco. Le encantaba ver a todas las chicas pasar, era todo
un mujeriego pero a mi me gustaba mucho su compañía.
-Hola Sr.
Jiraiya- le dije levantando la mano y dándole una de las pocas sonrisas
honestas y naturales que puedo dar.
-Naruto, que
bueno que te veo- dijo haciéndome una señal con la mano –Ven, quiero que me
hagas un favor- vi mi reloj, tenía 15 minutos de ventaja así que no le di mucha
importancia y fui a su llamado, de todas formas era raro que el viejo me
pidiera favores así que supuse tenía que ser algo muy importante.
Ya estando
dentro de su barbería vi como buscaba algo dentro de un viejo baúl –Toma- extendió
su mano y me dio una pequeña caja –Sabes- comenzó, sonando un poco cansado
–Tengo un sobrino al que casi no veo, es casi de tu edad, sus padres al igual
que los tuyos lo dejaron a muy temprana edad y eso lo ha hecho muy frio y
distante de todos los otros miembros de la familia- escuchaba con atención sus
palabras sintiéndome un poco identificado, comprendía su soledad, el viejo
continuo –Quiero que le des esta cajita por mí, sé que si yo se la llevara él
no la aceptaría. Solo tienes que prometerme que se la darás en sus manos, es
muy importante para mí- aquello ya era demasiado complicado y tenía muchas
cosas que hacer en el trabajo así que decidí salirme de la forma fácil y
rápida.
-Sr. Jiraiya,
vera que yo…
-Hazle este
favor a un viejo solitario como yo chico
Diablos –Mmmm Ok- dije
resignado, vi mi reloj y me quedaban 10 minutos y pensé que no sería tan
difícil solo llegar donde este tipo y dejarle la caja –Donde lo encuentro- dije
tomándola y guardándola en mi mochila.
-Trabaja en el
supermercado que esta a dos cuadras de acá, no esta lejos deberías de llegar en
menos de 10 minutos caminando.
-Espero que en
menos tiempo- dije tratando de ser amable, el solo me sonrió y despidió con la
mano.
-Gracias y
Suerte chico- las palabras quedaban a mis espaldas mientras caminaba
rápidamente a aquel lugar.
Podría ser un
pervertido viejo mirón, pero el Sr. Jiraiya había sido de las pocas personas
que habían sido amables conmigo, siempre me ofrecía comida y me daba consejos,
era lo más cercano a una figura paterna que podía tener. Mis padres habían
muerto de forma repentina cuando apenas era un niño de 3 años. Sin lugar donde
ir fue mi tío Iruka quien tomo responsabilidad por mí, pero aprendí desde muy
pequeño a valerme por mi solo y no ser carga de nadie así que en cuanto pude,
me independice y … –Demonios, jamás
pienso en este tipo de cosas. ¡Todo es culpa de este día!- quería terminar
con todo para poder ir al trabajo, pensar en otra cosa, seguir con la rutina.
Al llegar al
supermercado con el asombroso tiempo de 5 minutos de sobra, reflexione en algo
que hizo mi sangre hervir –No le pregunte
el nombre de su sobrino- era simplemente genial. Siempre me salían las
cosas mal, pero siendo un cumpleaños uno espera que sea la excepción. Tome mi
mochila y una idea brillo con luz propia –Probablemente
la caja tenga su nombre- abrí rápidamente el zipper y la saque. Era una
caja pequeña cuadrada de madera, no tenia mayor diseño o atractivo, era simple
y no muy pesada, incluso dude de que hubiera algo dentro. Por la parte de
arriba no tenia nada, mis ojos se iluminaron cuando al girarla tenia lo que
parecía ser un apellido.
Uchiha
Bueno, eso era
peor que nada, vi mi reloj nuevamente al parecer llegaría unos minutos tarde
pero podría compensarlos a la salida, al parecer ni en este día me escaparía de
salir tarde. Con cajita en mano llegue al supermercado, había caminado o mejor
dicho casi corrido, tenia sed así que antes que nada quería algo de beber. Me
acerque al área de bebidas frías y justamente vi mi marca favorita en sabor
fresa –Perfecto- alce mi mano y quise
tomar la botella, pero nada. Al ser tan temprano por la mañana el producto
estaba recién colocado en las góndolas así que las botellas estaban apretadas
entre si y no podía inclinarla para sacarla de lado, intente muchas formas pero
nada, comenzaba a frustrarme.
De la nada una
mano de piel blanquecina y dedos largos paso a un lado de mi rostro justo a la
botella de sabor fresa que estaba tratando de sacar. Como primera reacción fue
ver a mi lado y vi que era un dependiente del supermercado. Su cabello era
negro y rebelde, por un par de segundos sus negras pupilas se fijaron en las
mías haciéndome girar rápidamente avergonzado, me sentía como damisela en
problemas con su príncipe al rescate. El chico tomo una de las botellas de los
lados y la saco para así poder inclinar la que yo quería, la saco y puso frente
a mi –Soy un idiota- así como llego
se fue dejándome con el gracias en la boca.
No sabia porque
aquello me había dejado tan inquieto, quizá porque rara vez dejo que alguien me
ayude o mejor dicho rara vez alguien me presta la suficiente atención como para
querer ayudarme. Me sentía como una quinceañera, era tonto, lo se. Fui a pagar
la bebida y así aprovechar y preguntar por el tal Uchiha al menos esperaba que
con ese dato alguien pudiera identificarlo.
-¿Ticket esta
bien?- pregunto la cajera amable y con una sonrisa
-Si, gracias…-
Ok, aquí voy –Disculpe, de casualidad ¿Acá trabaja alguien de apellido Uchiha?-
dije mientras le daba un billete de $5.00.
-¿Uchiha? Claro
que si- al fin un poco de suerte.
-Perfecto,
necesito darle algo, ¿Donde puedo encontrarlo-ttebayo?- al parecer muy pronto
terminaría con est…
¡FELICIDADES! ¡Usted es el cliente numero 5,000!
De pronto me vi
rodeado por diferentes personas a las cuales jamás había visto felicitándome
mientras una molesta campana no dejaba de sonar. Era increíble lo agridulce del
momento ya que era muy raro que yo ganara algo, de hecho era primera vez que
ganaba algo en lo cual no participaba por iniciativa propia, lo malo era que el
premio era el pago de mi compra y justamente en ese momento solo había comprado
un jugo de $0.50 ctvs –Genial-
agradecí a todos, ellos no tenían la culpa de mi ¿mala? Suerte.
Vi mi reloj, me
imaginaba a mi jefe gritándome hasta quedar rojo, pero si solo me tardaba media
hora podría decir que me enferme o que había algún accidente que me retraso –Si, eso tendría que ser.
La cajera se
acerco con la sonrisa que me había mostrado al principio, traía la botella con
mi jugo de fresa y un pequeño chocolate en forma de corazón.
–Felicidades.
-Gracias- le
dije mientras tomaba mi gran premio y lo metía en la mochila. Antes de que se
fuera tenia que preguntarle nuevamente –Disculpa ¿Puedo hablar con el Chico
Uchiha?
-Si claro- pauso
–Su turno es de 12 de la noche a las 7 de la mañana-
7:15 am – 0
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Diablos. ¿¡Acaso la vida
no podía tener un poco de consideración!?
-Pero acaba de
irse, si se apresura podría todavía verlo, el toma la calle que esta atrás del
supermercado.
-Oh, muchas
gracias- correspondí con un gesto amable y salí corriendo, esto ya había tomado
demasiado tiempo, comenzaba a ser uno de esos días donde todo simplemente sale
mal.
Ni siquiera
había podido dar un sorbo de mi súper
jugo de fresa, tenía mucha sed, pero si no lo veía esta misión jamás podría
terminar. Le di la vuelta al súper y llegue al área de carga, vi a unos hombres
que subían unas cajas con verduras a unos carros mas pequeños, probablemente
para meterlos mas fácil al supermercado.
-Disculpen- tome
un poco de aire, en serio que me hacia falta –Busco a Uchiha.
-¿Quién eres
tu?- pregunto uno que aunque era intimidante pero estaba demasiado cansado como
para asustarme.
-Soy Naruto, me
envía Jiraiya de la barbería de la cuadra en Main, el es el tío de Uchiha-
aquello había causado un revuelo que no me hubiera esperado.
-¡Oh! El viejo
Jiraiya- al parecer tenía su reputación.
-¿Cómo esta el
viejo pícaro?- pero quizá no la mejor reputación, aunque el solo la había forjado
a hierro fundido.
-Bien, como
siempre conquistando a toda mujer que pasa ante él- no quise desviarme mucho
–El viejo me dio un encargo para su sobrino, tengo que ir a trabajar, ya es
tarde y…
-Si claro, acaba
de pasar por acá. ¿Ves esa puerta?- dijo señalando una vieja puerta de madera
color rojo añejo, probablemente por los años –Esa puerta da a la calle
principal, el siempre toma el autobús que pasa al otro lado de la calle, puedes
encontrarlo ahí.
-Genial, gracias
muchachos.
Nuevamente corría,
aquello ya se había transformado en una maratón que al final me costaría muy
caro. Solo me faltaba teñirme el pelo a rojo para parecerme a la protagonista
de Corre Lola corre. Abrí la puerta y en ese mismo segundo un sonido
ensordecedor llego a mi oído derecho haciéndome perder el equilibrio y caer
sobre mi trasero –Genial.
Alce la vista,
un enorme perro me veía fijamente, su pelo negro azabache y sus orejas
puntiagudas se elevaban al cielo. Se veía pos su aspecto que no era casero o
por lo menos no en mucho tiempo. Vi su cuello y no tenia cadena solamente un
collar ya algo viejo de cuero, podría saltar sobre mí en cualquier momento.
Busque lentamente con mi mano algo para defenderme pero nada –Simplemente el día se pone mejor y mejor-
sus patas se movieron, no tenia nada con que defenderme, vi sus dientes, espere
lo peor…
-¡Champ
tranquilo!
7:30 am – 0 mensajes nuevos
Una voz, una
orden. Eso había bastado para que mi ropa y sobre todo mi piel siguieran
intacta. El perro había dejado de gruñir y se comportaba como cualquier
cachorro de ojos grandes y brillantes que movía lo poco que tenia de cola de un
lado al otro mientras era acariciado en la cabeza –Esos dedos.
-¿Estas bien
Usuratonkachi?- una mano que me parecía un poco familiar se puso frente a mi.
-El que hubieras
evitado que ese perro no me atacara no te da el derecho de insultarme.
-Pues solo un
tonto se tira a la boca de un doberman callejero y sin protección- bufo
sarcástico.
-No me tire,
jamás pensé que este animal estaría justo al otro lado de la puerta-ttebayo-
dije mientras me levantaba por mis propios medios. No iba a dejar que un
extraño me ayudara.
-Ahora dime ¿Qué
hace un chico lindo como tu, en este lado de la ciudad?- dijo desenfadado
mientras seguía acariciando al perro, haciéndome sentir ridículo.
¿Lindo? Pero que demonios
–Buscaba a alguien, me dijeron que se había ido por este lado- lo veía con
detenimiento, entonces lo recordé – ¡Ah! tu eres el que me ayudo con mi jugo de
fresa- dije la verdad un poco emocionado, no sabía ni porque.
-Te veías tan
tonto tratando de sacarlo así que decidí ayudar, de otra forma quizá todavía
estuvieras ahí- dijo curvando sus labios en una sonrisa que me calentaba la
sangre.
-Oye, pero y ¿Tu
que haces en esta sucia calle? Y sobre todo ¿Por qué a ti no te ataca el perro-ttebayo?
-Para comenzar,
este perro lo encontré cuando era pequeño en esta misma calle, así que le doy
de comer y lo cuido, le llegue a tomar cariño a este bribón- dijo acariciándole
mas efusivamente la cabeza.
-¿Tu no lo viste
salir-ttebayo?- me miro un poco con dudas, quizá pensó en que le haría algo
malo.
-Ahora que lo
mencionas, si- dijo luego de unos segundos de reflexionarlo –De hecho se dónde
vive, te puedo llevar si quieres.
Al parecer aquel
en serio no era mi día, todo por ser demasiado amable y en si tonto. Quizá
cuando este tipo me dijo Usuratonkachi tenía razón. Estaba a punto de perder un
día de trabajo, cambiar por completo mi itinerario solo por el simple hecho de
entregar una pequeña caja -Hazle este
favor a un viejo solitario como yo- aquella frase regresaba como campanada
en mi cabeza, vi mi reloj, cualquier tipo de motivación salió de mi cuerpo
dejando solo un cascaron –Voy a perder mi
trabajo por esto- medite con absoluta resignación ante tal situación.
-Ok, vamos- solo
esperaba que luego de este sacrificio el karma fuera bueno conmigo.
-Oye parecieras
que vas al matadero, cambia esa cara que tienes.
En serio que
este tipo comenzaba a molestarme, solo llevábamos caminando unos minutos pero
tenía la asombrosa habilidad de irritarme.
-Oye, solo una
cosa- dijo parándose en seco y viéndome fijamente, continuo –Tengo que regresar
unas películas que alquile, está cerca y no nos desviaremos demasiado del
camino- término diciendo con una media sonrisa en sus labios.
Ya que más me daba, el día estaba perdido –Ok, tal vez necesiten empleados, yo estoy a punto de quedar
disponible- dije ya resignado ante todo aquello.
-Genial, este
día comienza a pintar de maravilla.
-Habla por ti
solo-ttebayo- resople mientras comenzábamos a caminar nuevamente.
-Y tu ¿Por qué
diablos estas tan deprimido?- su carácter parecía despreocupado, le había
dejado comida al perro y agua así que no era completamente irresponsable.
-Son demasiadas
cosas, mejor olvídalo.
-Con ojos tan
lindos y poniendo esa cara, te harás viejo más rápido.
Era la segunda
vez que escuchaba que alguien me dijera “lindo” y en menos de una hora y tenía
que venir de un chico –Genial.
8:15 am – 0
Mensajes Nuevos
Por lo menos me
había puesto mis zapatos favoritos, eran cómodos y no me harían muchas ampollas
luego de correr como loco y ahora caminar sin rumbo por una calle que pareciera
no tener fin. Yo sentía como mis pies quedaban sin fuerza mientras que la cosa
pelinegra de mi lado se mostraba de lo más fresco –Lo odio.
-Oye, piensa
rápido.
No se dé donde
habría salido aquella genial idea o no sé qué habrá visto en mí que este chico había
pensado que yo tenía buenos reflejos. Perdido en mis melodramáticos
pensamientos no vi la botella de agua que se dirigía a mi rostro.
-¡Qué demonios
te pasa idiota!- sentía como mi frente comenzaba a calentarse.
-Pues, no pensé
que tus reflejos fueran de tortuga usuratonkachi.
-Deja de
llamarme así, mi nombre es Naruto-ttebayo.
-Andas ausente y
con esa cara, hasta yo me voy a deprimir. Además, Pensé que tendrías sed- dijo
acercándome su botella de agua fría a la frente. Se sentía de maravilla, aunque
dolía horrible.
El pelinegro
comenzó a soplar mi frente haciendo que el agua fría relajara lo que
probablemente terminaría en un pequeño bulto en mi frente –Perfecto, diré que me asaltaron… diablos- ya ni siquiera me
conocía, en realidad era muy patético. A quien engañaba, mi jefe no me creería
ninguna de mis excusas aunque llevara amputada una pierna –Suspiro- tendré que comprar el periódico mañana para ver si…
-Oye.
Su voz había
sonado en mi cabeza interrumpiendo mis pensamientos, mi visión volvió a
enfocarse en lo que tenia frente, un par de pupilas negras y profundas que me
veían directamente. Su semblante era serio –El
chico perdió a sus padres igual que tu- las palabras del viejo Jiraiya
regresaban nuevamente a atormentarme. Una sola palabra me había traído del mas
aya de mis pensamientos. En aquel momento incluso el dolor de mi frente se
había ido, dejando solo la sensación de su mano sobre mi quijada y la textura
de sus labios sobre los míos. Mi corazón galopaba en mi pecho tan fuerte que
pensé que el lo escucharía.
-¡Idiota, Pero
que demonios!- dije empujándolo hacia atrás, logrando patéticamente solo
moverlo unos pasos lejos de mi. Mostro esa sonrisa que tanto me molestaba.
-Fue lo único
que se me ocurrió para que dejaras de hacer esa cara tan patética- dijo de lo
mas tranquilo mientras seguía tomando de su botella de agua.
-Tu que cara
pondrías si te fueran a despedir de tu trabajo-ttebayo- quería disimularlo pero
mi corazón todavía estaba inquieto por ese beso.
-Un trabajo es
algo transitorio que puedes cambiar cuando quieras- se acercaba peligrosamente
a mi con esa mirada malévola que parecía desnudarme por completo, como nadie lo
hubiera hecho antes, continuo –Pero tu vida, esa no la vuelves a tener
nuevamente, así que debes aprovecharla- su rostro estaba a poca distancia de el
mío, mi corazón se saldría por mi boca –Ya llegamos- dijo retirándose para
señalarme con la mano el gran rotulo sobre nuestras cabezas –Videos Akamaru.
Me sentía como
una quinceañera sonrojándome y poniéndome nervioso por algo como esto. Entro a
la tienda, saludo a un joven de cabello café que estaba ordenando unos DVD en
la sección de Drama –Tal como mi vida-
pensé.
-Kiba, viejo perro-
exclamo con mucha confianza la persona que se había convertido tan rápidamente
en mi tormento.
-Lobo del
infierno, al fin vienes a devolver todo lo que te has llevado- dijo
estrechándole la mano al mi reciente torturador. Al parecer se deben de llevar
muy bien para tratarse de esa forma.
Deje que ellos
hicieran sus asuntos y me dedique a ver las películas que estaban cerca de mi “La vida es bella” el titulo con mas
ironía que había leído, quien no lloraba con esa película no tenia alma. Me
pregunte que clase de películas le gustarían a esta persona. No me lo imaginaba
llorando en un drama o sintiéndose enamorado con una de romance. Pero entre
todo esto -¿Quién era él?- con todo
lo que había pasado ni siquiera sabía su nombre ¿Qué tal si era un asesino en serie que me llevaba a su casa para
descuartizarme? -Ok, muchas películas- pero aun así era una posibilidad de
que no fuera de fiar.
-Es raro verte
con alguien. Quien es el pastelito rubio.
(¿Pastelito?)
-Me lo encontré
jugando con Champ. Le ayudo con algo, pero quería devolverte estos malditos
discos por los cuales molestas tanto. Ni siquiera son películas nuevas.
(¿Jugando?)
-Sabes que los
clásicos venden mejor lobo. Mejor preséntame a tu nuevo amigo.
-Conozco esa
mirada de perro sarnoso, pero te diré que si quieres mantener esa sonrisa con
dientes, no te acerques a él.
(¿Dafuck?)
-Me disculpan-
interrumpí dando un golpe sobre la mesa frente a ellos, ya me tenían cansado
continué -Pero si no se han dado cuenta tengo dos orejas con las cuales los
escuchó perfectamente, no hablen de mi como de una cosa que le pertenece a
alguien. No soy un pastelito y esa bestia iba a comerme. Así que, si ya
terminaron con lo que tenías que hacer, vámonos que no tengo todo el día para
entregar mi paquete. Así que tú, el del pelo negro. Ven conmigo ahora- Sali de
la tienda sintiendo como mi rostro se ponía caliente, era primera vez que
alzaba mi voz a alguien.
-Uh, salió
enojado el pastelito.
-Ni que lo
digas. Pero se le baja el azúcar por momentos. Bueno hablamos otro día, cuídate
Kiba.
-Ok, cuídate
Lobo. Ya sabes que “Mi casa es su casa”.
10:00 am – 1
Mensaje Nuevo
-Oh.
Mensaje
01:
¿Solo? Envía AMIGOS al #8976 y harás muchos amigos…
*Borrado*
-Diablos.
-¿Me llamabas?-
dijo de lo más fresco dándome un terrible susto.
-Oye estaba
pensando que ni siquiera se tu nombre y estoy caminando contigo hacia un lugar
desconocido y …
-Pues nunca me
lo preguntaste. Me llamo Sasuke, encantado- bajo su rostro a la altura del mío
al decir esa última palabra, el infeliz era un poco más alto. Aquellos ojos
nuevamente se fijaban en los míos, era como si accionaran un pequeño botón
dentro de mí, no me gustaba.
-Bi.. bien, entonces
sigamos que ya es tarde- dije mientras comenzaba a caminar, quería alejarme de
él. Ya quería terminar con todo esto, este tipo estaba comenzando a afectarme
en algún nivel atómico que ni siquiera yo sabía que tenía.
Caminamos
probablemente por unos 20 minutos más, ya me dolían los pies y siempre que
preguntaba me decía que estábamos cerca y que dejara de preguntar. Este
comenzaba a ser el día más largo, pesado y estresante de mi vida. Me preguntaba
porque este tipo que ni siquiera me conocía me estaba ayudando. Acaba de salir
de su turno debe de estar cansado –Incluso
más que yo- me sentí mal luego de ese pensamiento. Quizá tenía novia a la
cual debería estar viendo y en vez de eso está acá conmigo perdiendo el tiempo…
-Bien, llegamos.
Aquello me había
sacado de mi debate mental nos habíamos parado frente a algo y aunque lo veía
no lo comprendía. No era el hecho de que no supiera que era, cualquier tonto
sabría que era un árbol, pero lo que no comprendía era que hacíamos en ese
lugar. Por venir perdido en mis erráticos pensamientos no supe en que momento
habíamos llegado a un parque y no cualquier parque, era enorme. El viento
soplaba gentilmente mientras niños corrían a lo lejos, el delicioso aroma a
pasto se filtraba por mi nariz haciéndome incluso cerrar los ojos para degustar
mejor ese aroma –Me encantaba.
-Oh, al parecer
si te gusta.
-Pues a quien no
le gustaría-ttebayo me siento como en otro planeta, ni siquiera sabía que esto
existía en la ciudad.
-Y eso que no
has visto lo mejor- dijo con una sonrisa de medio lado que comenzaba a
reconocer con un poco más de facilidad -Estaba
tramando algo.
-Ven, dame la
mano- suponía que no era la primera vez que el venia ya que ágilmente y con dos
movimientos había subido a una frondosa rama del árbol y extendía una de sus
manos hacia mí.
Lo pensé por un
momento pero ya que más daba aquel día era tan anormal que parecía todo un
sueño -¿Y qué pasaba si era un sueño?- Aquella idea me parecía increíble, si todo
esto era un sueño podría hacer lo que quisiera, incluso este tipo al que estaba
tomándole la mano para subir a un árbol, incluso él podría ser parte de mis
deseos, deseos que inclusive para mi podrían ser desconocidos. Si todo esto era un sueño, comenzaba a
gustarme.
Ni siquiera
cuando estaba pequeño me había subido a un árbol, aquello no era tan fácil como
se veía en las películas o incluso como este teme lo había hecho lucir.
-No me vayas a
dejar caer.
-Cómo crees, no
quiero llevar eso en mi conciencia. Dame la otra mano.
-Mis zapatos no
son para escalar.
-No te veías tan
pesado.
-Si jalaras más
fuerte ya estuviera arriba-ttebayo.
-Ok.
Sonido
de tela rasgándose
-¡Pero qué
diablos idiota!
-Pues tú dijiste
que te jalara.
-Sí, pero no de
mi camisa-ttebayo.
El sueño había
terminado y continuaba la pesadilla, lo importante es que aunque tenía la
camisa rota, había podido subir al árbol. La rama era gruesa y quedaba oculta
dentro del árbol, era como estar dentro de una pequeña cueva.
-Aquí venia
cuando estaba pequeño cuando quería estar solo.
De la nada su
voz se había vuelto un poco más formal, aquella oración me había sorprendido un
poco ya que era algo muy personal. Esta vez a diferencia de las anteriores, sus
pupilas no se encontraban con las mías. Vi hacia donde estaba su atención y
quede sin palabras. Era un pequeño espacio en la parte superior del árbol por
donde los rayos del sol se filtraban y dejaban entrar solamente lo necesario de
luz, en lo más alto habían por lo menos 5 nidos de aves y mucho más arriba las
nubes pasaban a su lento andar dejando ver por momentos el celeste y amplio
cielo.
-Es hermoso-
exclame perdido en aquel brillante cielo, las hojas y ramas ayudaban a cubrir
un poco el sol para no dañar la vista, haciéndolo más fácil.
-Sí que lo es.
Baje mi vista
nuevamente y los encontré, aquellos ojos viéndome fijamente haciendo que me
pusiera un poco inquieto. Mi rostro comenzaba a calentarse y esperaba que si la
vida me tenía un poco de compasión todavía, no me pusiera rojo dejando al
descubierto lo que fuera que esta persona causaba en mí.
-No se que me
estas haciendo.
-¿Qué?- aquello
me había dejado con más preguntas que respuestas y de todas formas acá la
pregunta era ¿Qué me estaba haciendo el a mi?
-Olvídalo- tomo
un respiro –Ya es tarde y debo de llevar este pastelito a su destino- dicho
esto y con la misma agilidad que se subió, de un solo movimiento bajo del árbol
–Vamos, tírate para atraparte mi príncipe- dijo mientras hacia una reverencia, ahí estaba de nuevo aquella sonrisa.
-Ni lo sueñes,
si subiendo me rasgaste la camisa, quien sabe que pase si me ayudas a bajar.
-Ok, como
gustes- se hizo a un lado y cruzo los brazos -Esto será muy divertido.
No pensaba darle
gusto, subir era mucho más difícil que bajar. Solo necesitaba de apoyar un pie
mientras bajaba mientras sostenía la rama el otro pie y …
-Diablos.
-¡Cuidado!
12:30 m – 0
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Mi zapato se
había deslizado sobre la corteza y en ese último paso había perdido el
equilibrio. De lo único que estaba seguro era de que me iba a doler y mucho.
Sonido de golpe.
-Sabes… todo
fuera más fácil si fueras menos necio usuratonkachi.
Su voz sonaba
demasiado cerca, aquel golpe había dolido pero no como imaginaba. Abrí los ojos
y lo vi, ambos estábamos en el suelo, él había amortiguado mi caída y sus
brazos me envolvían haciéndome sentir una sensación que no se puede describir por
completo. Calidez, tranquilidad y una extraña ¿Felicidad? Ni siquiera yo sabía que era lo que en realidad sentía
al estar en aquellos brazos, me daba miedo aquella situación.
-Gra… Gracias-
dije levantándome tan rápido como pude al ver la posición en que estábamos –Ya
dejemos los juegos, tengo que entregar esta caja y …
-Mira, hot dogs.
Ya debe de ser hora de la comida, tengo hambre.
Era como una
pequeña abeja que se movía de un lado al otro sin pensarlo mucho, al siguiente
segundo ya estaba comprándolos. Trate de incorporarme, me dolía el cuerpo.
-Toma- me dijo
ofreciéndome uno de los hot dogs.
-De seguro con tu
novia debes tener este tipo de citas-ttebayo
Friz -¡Pero qué demonios estaba diciendo!
Tenía que
terminar con todo esto, no lo conocía hasta este día y había causado más
destrozos emocionales que mi jefe en los 4 años que llevaba trabajando para él.
-No tengo novia-
dijo tranquilo mientras le daba la primera mordida a su pan.
En ese momento
algo sucedió dentro de mi cuerpo, una onda que se expandía desde el centro
hasta mis extremidades, justo como cuando tiras una piedra al agua ¿Acaso me sentía aliviado?
-Oye- dijo
mientras mordía nuevamente, continuo –Ya no has visto tu celular.
-Ah, mmm tienes
razón- la verdad es que se me había olvidado por completo.
-¿Esperabas
alguna llamada… de tu novia quizá? Lo veías a cada momento.
-Nah, que va.
Simplemente esperanzas en algo patético.
-Oh, cuéntame.
-No es
importante.
-Para que lo
revisaras tantas veces tiene que ser importante, así que cuéntame.
-Pues- tome un
respiro, esta persona podía ser insistente –Ahora es mi cumpleaños así que
esperaba “Mensajes”- me sentía muy tonto hablando de eso –Pero hasta el momento
no he recibido ninguno y la verdad es que no me importan.
-Infelices.
-Probablemente,
igual no es que sea muy sociable- dije mientras le daba la ultima mordida a mi
hot dog, en realidad estaba muy bueno, hacia falta algo. Entonces lo recordé
–Oye, ahora que recuerdo todavía no me tomo mi refresco de fresa- tome mi
mochila y lo busque, había pasado casi toda la mañana con el pero todavía
mantenía un poco de su frescura. Lo destape y tome un poco, era el complemente
perfecto que hacia falta -¿Quieres? Aunque no venia con popote.
-Si, tengo mucha
sed- sin pensarlo mucho me quito la botella de la mano y se la coloco en la
boca para dar grandes tragos –Gracias- dijo entregándomela vacía.
-De… nada- dije
ya resignado guardándola de nuevo.
-A si que esta
es la famosa caja- dijo tomándola de mi mochila y examinándola – ¿Uchiha?-
frunció el seño.
-Dime que ya
estamos cerca. Estoy muy cansado-ttebayo.
-Si, muy cerca-
sus labios se curvaron en una sonrisa al decir estas palabras esa sonrisa –Oye…
Así como las
tormentas llegan sin previo aviso y destruyen todo a su paso, así había llegado
este chico a mi vida, de la nada y alterando cada uno de mis sentidos. En un
abrir y cerrar de ojos lo tenia sobre mi, sus labios habían capturado los míos
y su respiración quemaba sobre mi piel. El corazón estaba a punto de salirse de
mi pecho. Sabía que tenia que moverme, tenía que quitarlo, pero mi cuerpo no se
movía, estaba sucumbido bajo su fuerza. Con su lengua rozo finalmente mis
labios –Fresa- dijo como un susurro. Mi respiración era agitada y sabia que
estaba rojo al sentir mis mejillas se calentaban.
-Que… Que
demonios haces- logre articular.
-No se que me
has hecho- dijo con su mirada fija sobre mi, aquellos ojos nuevamente.
-Esa pregunta la
debería de hacer yo- reclame tratando inútilmente de salirme de aquella
posición. Desde que lo había conocido era como si esos ojos me hubieran hecho
caer en un hechizo.
-Tus ojos azules
me hechizaron desde la primera vez que los vi- me dijo sin siquiera dudarlo o
sentirse avergonzado. Aquello me había sorprendido, el se sentía igual que yo,
continuo –Lo he decidido, te quiero para mi.
-Que dices ¡Yo
no soy una cosa! Mejor quítate que tengo que llevar esa caja… - sus labios
nuevamente atraparon a los míos.
Su mano derecha
se fijo en mi rostro para que no pudiera esquivarlo, mientras que con su mano
izquierda sostenía mis brazos. Sentía como las fuerzas dejaban mi cuerpo, al
parecer el embrujo comenzaba a tomarme, sus labios sabían a fresa.
2:00 pm – 0
Mensajes Nuevos
al diablo…
No sabia ni
siquiera que pensar, bajo la sobra de aquel frondoso árbol, con la suave brisa
rozando nuestros cabellos, olvidándome de todo a mí alrededor. Este había sido
el cumpleaños más raro de toda mi vida. Había comenzado de la forma mas
horrible que pudiera, aunque, si lo pensaba mejor cada una de las cosas
terribles que pasaron me llevaron a conocerlo. Era la tormenta que necesitaba
para sentirme vivo. Me había encerrado en una caja donde hacia lo mismo todos
los días sin dudarlo, sin disfrutarlo. El miedo que había sentido era el miedo
a dejar esa rutina, miedo a lo nuevo, miedo a este sentimiento que jamás había
sentido. Tenía frente a mí las pupilas azabaches mas hipnotizantes que hubiera
conocido, sus labios eran suaves y embriagantes.
-Feliz
cumpleaños- me dijo en un susurro mientras mordía mi oreja.
Este había sido
un cumpleaños mas de muchos que estaban por venir y probablemente nadie me
mandaría un mensaje, pero junto a este tornado azabache sabía que no
necesitaría a nadie más. Muchas veces algo malo puede llevarnos al mejor
momento de nuestras vidas.
No sabía por
cuanto tiempo habíamos estado bajo aquel árbol, habíamos hablado de cualquier
tipo de temas y Sasuke siempre se las arreglaba para sacarme de quicio
mostrándome aquella sonrisa que tanto me había cautivado.
-¡Diablos!- dije
levantándome rápidamente.
-¿Que pasa?
-El viejo, la
caja- se me había olvidado por completo la misión que me había llevado hasta
este punto
–Sasuke, tengo que entregar esta caja al sobrino del viejo, no le
quiero quedar mal, lo aprecio mucho.
-No te
preocupes, yo se la doy mañana.
-¿A que te
refieres?
-Déjame
presentarme formalmente- dijo irguiéndose un poco y quedar sentado igual que
yo, continuo
–Mucho gusto, me llamo Sasuke, Sasuke Uchiha y el viejo Jiraiya no
es mi tío, solo le digo así por cariño.
Nada me había
preparado para aquello, me sentía un completo idiota -¡Así que me engañaste!-
dije intentándome levantar, pero el me jalo del brazo. Mi reacción fue darle un
golpe, el cual obviamente esquivo ágilmente, infeliz.
-Oh, muy enojado
el pastelito.
-No tienes idea,
suéltame- tenia cada una de sus manos sobre las mías, impidiéndome moverme.
-Cuando
mencionaste al viejo- Comenzó -Tuve pequeñas sospechas y todo quedo claro
cuando vi mi apellido bajo la caja.
-Porque no
dijiste nada-ttebayo.
-Ya te lo dije.
Me cautivaste desde que te vi, quería pasar más tiempo contigo- su mano subió
hasta mi mejía rosándola causándome un escalofrió que recorrió mi espalda.
Me sentía un completo
tonto, pero aquella había sido una declaración que no me esperaba.
-No se como
dices cosas así tan fácil teme- dije sintiendo como la sangre acudía nuevamente
a mis mejillas, indefenso en aquella posición.
-Mejor veamos
que hay en la famosa caja- dijo tomándola. La examino un poco y luego la abrió,
rápidamente una sonrisa surco su rostro dejando salir una carcajada.
-¿Porque te
ríes, que hay adentro?- dije con
verdadero interés al ver su reacción -… MALDITO VIEJO VERDE…- grite queriendo
pulverizar la caja en mis manos. Dentro de la caja había un condón con la frase
“Luego me lo agradecen” de su Tío
Jiraiya.
-Jajajaja
-No te rías
teme, de seguro fue un plan maléfico entre ustedes dos- ttebayo.
-No, pero
recuérdame de agradecerle al viejo- Se acerco a mi oreja y susurro –Oye, que
dices si vamos a mi casa y lo usamos.
-Pero que te
crees idiota, casi no te conozco, me engañaste, ese viejo me las pagara y …- Mis
palabras fueron tomadas por sus labios haciéndome olvidar cualquier queja o
palabra que fuera a decir.
Ese viejo me las
pagaría, aunque en el fondo sabia que el solo había querido terminar con la
soledad de ambos. Todavía tenía muchas cosas de conocer de Sasuke pero por el
momento sabia que era la única persona que me podía irritar, enojar, hacer sonrojar
y alegrar todo en un segundo, definitivamente Sasuke era mi tormenta favorita.