Se vio en el
espejo por última vez, lagrimas en sus mejillas, terror en su corazón. La tosca
criatura respiraba hielo en su nuca. Esa noche seria su última, el juego se
había transformado en realidad y ahora las risas de sus amigas estaban extintas
entre un tablero de madera y velas dispersas en el suelo, muy pronto la de ella
también. El olor a muerte era el perfume de aquella noche. Detrás de ella se
encontraba el demonio que las había engañado. En ese momento la última vela
apago su luz.
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